El refugio de fin de semana, un espacio para convivir y compartir.
La casina es el diminutivo con el que todo el pueblo de Quintanalara (Burgos) conoce a esta construcción de más de doscientos años.
La fachada de piedra cuenta con dos grandes vanos, el de acceso y el ventanal de la segunda planta. Ambos se marcan con dos embocados de acero negro marcando la transición entre el interior y el exterior.
La reforma plantea un espacio flexible donde el diseño de los muebles configuran y dan función a los espacios.
La planta baja se concibe como un espacio único, donde las escaleras convertidas en mueble de almacenaje y cocina dan función al espacio. Un banco corrido de madera flexibiliza la zona de estar.
En las plantas primera y segunda se ubican las habitaciones y zonas de descanso del refugio.